Capítulo 5: La Presión Social

¿Qué vas a estudiar?, ¿Cuándo te gradúas?, ¿No tienes novio?, ¿Para cuándo la boda?, ¿No piensan tener niños pronto?, ¿No creen que Miguelito necesita un hermanito? Este torbellino de preguntas son algunas de las más comunes que todos, en algún momento de la vida, hemos tenido que enfrentar o que sin duda enfrentaremos en un futuro no muy lejano. Sí, digo torbellino porque vienen como ráfaga una detrás de otra y sin parar. Pareciera que no hay nada que las detenga.

Todas ellas, tienen el propósito de moldear nuestra vida, o al menos intentar direccionarla, hacia lo que la sociedad piensa que es correcto o a los tiempos que le parecen pertinentes. Pues sí, la presión social es un concepto que está arraigado en nuestra sociedad y que la gente parece no poder dejar de ejercer. Quizás por simple costumbre o por repetir patrones (ya que a ellos también les hicieron las mismas preguntas).

En todo caso, ¿quién dijo que a los 27 debes estar ya casado o que a los 32 debes estar esperando un hijo? ¿Acaso esto está escrito en piedra? Pues pareciera que sí. Soy fiel creyente que cada persona debe vivir su vida en el tiempo que mejor le parezca y no amarrarse a los parámetros que dicte la sociedad. No todos estamos en el mejor momento, o si quiera preparados, para dar respuesta a estas preguntas justo cuando no las hacen.

Hace unos años, estuve envuelta en una mini crisis existencial porque empecé estudiando una carrera y a los dos años me cambié a otra. La primera la tomé por recomendación, por escuchar a mis padres y porque sin duda a todos les parecía una excelente opción. GRAVE error. Creo que caí en esto de la presión social y me dejé llevar. No me di cuenta de las señales a mi alrededor y de que mi propio corazón me decía: “esto no es para ti”. Finalmente tomé una de las decisiones más difíciles y me cambié a lo que realmente quería y fue así como pasé casi “lisa” la segunda pregunta porque me gradué en cuatro años y medio. Vaya suerte!

Hoy en día no soy tan afortunada con esto de las preguntas; pues para aquellos que tienen una pizca de curiosidad y se preguntan por cuál de estas voy, estoy en la que creo es la peor de todas; la temida pregunta cuatro: “¿Y para cuándo la boda?” Dichosa pregunta que no dejan de hacer cada vez que me ven con “Mr. M” (término que aprovecho a definir para utilizarlo en futuras referencias). Aunque para nosotros no es un tabú ni nos hace sentirnos incómodos, porque es algo que ya hemos conversado, resulta un poco molesto. Aunque parecieran no entenderlo, cada quien tiene su propio tiempo para hacer las cosas y no hay que adelantarse a ellas ni tomar una decisión apresurada por simple presión social. Como ven, lo digo por experiencia.

Con todo esto que les he contado, no me queda mas que invitarlos a aprender a torear a la sociedad o como se dice en criollo “aprender a esquivar la bala” y hacer las cosas en el tiempo que mejor les convenga y cuando se sientan totalmente preparados para ello. Tómense su tiempo para pensar las cosas y tomar las mejores decisiones para cada uno. Personalmente creo en aquel sabio dicho que dice: todo a su debido momento.

Three.-

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